viernes, 15 de mayo de 2009

Elena Martin Vivaldi.



Ausencia



Y este dolor de ti, dado a mi suerte,

después de mi agonía más oscura.

Escrita estaba en sangre tu figura,

y te perdí a la vida y a la muerte.


Mis ojos que nacieron para verte,

para apagar en ti fuego y locura.

Mis labios donde ardía la ternura

para saciar la sed de conocerte.



Mis manos de preguntas ya colmadas,

preparándote el tacto y la caricia,

sentirse de tu carne abandonadas.



Fuíste norma y deseo. Tu presencia

crece, huída de mí toda noticia,

y sólo tengo el rayo de tu ausencia.

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