Ausencia
Y este dolor de ti, dado a mi suerte,
después de mi agonía más oscura.
Escrita estaba en sangre tu figura,
y te perdí a la vida y a la muerte.
Mis ojos que nacieron para verte,
para apagar en ti fuego y locura.
Mis labios donde ardía la ternura
para saciar la sed de conocerte.
Mis manos de preguntas ya colmadas,
preparándote el tacto y la caricia,
sentirse de tu carne abandonadas.
Fuíste norma y deseo. Tu presencia
crece, huída de mí toda noticia,
y sólo tengo el rayo de tu ausencia.
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